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Europa está experimentando un cambio económico inesperado, propulsado en buena parte por las políticas de EE.UU. Desde la llegada de Donald Trump al poder, la previsión de crecimiento del continente europeo ha mejorado, mientras que la de EE.UU. se ha debilitado. JP Morgan ha analizado sus un más que probable futuro cercano para Europa y sus principales economías (España, Alemania, Italia y Francia) en 2024 y 2025, reflejando optimismo al respecto. Al mismo tiempo, el euro ha ganado terreno frente al dólar, recuperándose un 5% en el último mes.

Este cambio se debe a diversos factores. En primer lugar, las políticas fiscales europeas están siendo más expansivas, con un mayor gasto en infraestructuras y defensa, lo que está incentivando la inversión y el crecimiento. Alemania, que hasta hace poco mostraba signos de estancamiento en su economía, ha visto cómo sus previsiones han pasado del -0,1% al 0,4% para 2024 y del 0,4% al 1,5% para 2025, gracias a un presupuesto más flexible. España, por su parte, ha mejorado sus perspectivas hasta un 2,7% en 2024, impulsada por el la inversión y el consumo. Francia e Italia también han estimado sus valores en alza, mostrando una mayor estabilidad.

Por otro lado, EE.UU. enfrenta desafíos en su economía. Su previsión de crecimiento ha decrecido del 2,2% al 2,1%, y los datos recientes muestran señales de debilidad en el ventas y el consumo. La incertidumbre política y económica, sumada a una inflación continuada, podría afectar su expansión en los próximos meses.

Otro factor clave son los aranceles y sus consecuencias. Si EE.UU. impone un 25% de impuestos sobre las importaciones de Canadá y México, su crecimiento podría reducirse hasta un 1% anualmente en el próximo semestre. JP Morgan advierte que la administración estadounidense está tomando medidas fiscales que afectan a la confianza empresarial y generan incertidumbre. En cambio, Europa, aunque también será afectada por el impacto, no parece etstar especialmente precupada al respecto.

La inflación es otro elemento a tener en cuanta entre ambas economías. Mientras que en la eurozona se espera que se estabilice en torno al 2%, permitiendo al Banco Central Europeo continuar con su ciclo de relajación monetaria, en EE.UU. la Reserva Federal enfrenta dificultades para reducir los tipos de interés desde su nivel actual del 4,5%. Esto reduce significativamente su margen de maniobra y podría frenar su futuro crecimiento.

El cambio en la política fiscal de Alemania y el incremento del gasto en defensa están teniendo un impacto positivo en la economía europea.

Analistas de BNP Paribas afirman que las decisiones de Trump podrían terminar beneficiando a Europa, en contra de lo que se creía. Los estímulos fiscales y la mayor inversión en sectores estratégicos permitirían que el continente cierre la brecha de crecimiento con EE.UU. en los próximos años. Además, la estabilización política de países europeos como Francia y la dependencia de EE.UU. en otros puntos, están atrayendo más inversores.

Otro aspecto del que Europa podría salir beneficiada es la transición energética. Mientras la administración estadounidense ha pausado buena parte de sus políticas climáticas, la UE está redoblando esfuerzos e inversión en descarbonización y en la promoción de nuevas y avanzadas tecnologías verdes. Esto la convierte en un destino más atractivo si cabe para la inversión en energías sostenibles y renovables.

En definitiva, la dinámica económica global está girando. EE.UU, que hasta hace poco era imbatible, ahora enfrenta desafíos internos en su economía que podrían afectar a su crecimiento. Contrariamente, Europa, que se consideraba en declive, está mostrando signos claros de recuperación. Si esta tendencia se mantiene en el tiempo, Europa podría consolidar su crecimiento y reducir su dependencia de su aliado al otro lado del Atlántico.